Amor por la Vida

Amor por la Vida
Ah K2iiin Xook

jueves, 28 de abril de 2011

Chistes de Amor

Ésto es un chico haciendo un puzzle:
- Mi vida, estoy muy triste...
- ¿Por qué, mi amor, qué te pasa?
- Verás, pastelito mío, estoy intentando hacer este puzzle, pero nada, no soy capaz de encajar ni dos piezas...
La chica, extrañada, le pregunta:
- ¿Pero no tienes ninguna foto donde mirar, ni nada?
- Sí, es una foto de un gallo, pero no soy capaz...
- A ver, bebé, ahora mismo voy.
En ésto que su novia mira lo que está haciendo y le responde...
- No pasa nada, cariño, ahora vamos a gurdar los Corn Flakes dentro de la caja y no le vamos a contar nada de ésto a nadie, ¿vale?

Chiste de amor

Estaba una pareja la cama durmiendo después de haber hecho el amor cuando de repente dice la mujer: 
¡Vístete rápido, salta por la ventana que mi marido acaba de llegar!
Y entonces el hombre sale corriendo y a los 2 minutos sube y le dice: ¡Pero por qué me dices que me vaya si tu marido soy yo!
Y le dice ella:
¿Y tu por qué sales corriendo si tu mujer soy yo?! 

miércoles, 27 de abril de 2011

Chistes de Amor

Dios le dice a Adán que es tiempo de poblar la Tierra, y le pide que bese a Eva.
- ¿Qué es un beso, señor?
Dios le da una descripción, y Adán toma a Eva de la mano y la lleva detrás de un arbusto. Minutos después surge y dice:
- Señor, ¡que agradable es!
- Así es. Ahora acaricia a Eva-dice el creador, y le da instrucciones a Adán, quien regresa detrás del arbusto con Eva. Varios minutos más tarde, vuelve sonriente y dice:
- ¡Fue mejor que el beso!
- Ahora quiero que hagas el amor con Eva -dice Dios, y le indica qué hacer. Adán va con ella detrás del arbusto, pero en seguida vuelve y pregunta:
-¿Qué es el dolor de cabeza? 


 

Chistes de AMOR

Un hombre que se va a morir y dice a su mujer:  
Manola cuando nos quitaron la casa... tu estabas ahí... y cuando me despidieron igual. ¡¡¡Manola si que me traes desgracias!!! 
 
Diferencia Entre
Un Angel y Un Amigo

Un ángel no nos escoge,
Dios nos lo asigna.

Un amigo nos toma de la mano
y nos acerca a Dios.
Un ángel tiene la obligación
de cuidarnos.
Un amigo nos cuida por amor.
Un ángel te ayuda evitando
que tengas problemas.
Un amigo te ayuda a resolverlos.
Un ángel te ve sufrir, sin
poderte abrazar.
Un amigo te abraza, porque
no quiere verte sufrir.
Un ángel te ve sonreír y
observa tus alegrías.
Un amigo te hace sonreír y te hace
parte de sus alegrías.
Un ángel sabe cuando necesitas
que alguien te escuche.
Un amigo te escucha,
sin decirle que lo necesitas.
Un ángel, en realidad es
parte de tus sueños.
Un amigo, comparte y lucha por que
tus sueños, sean una realidad.
Un ángel siempre esta contigo ahí,
no sabe extrañar.
Un amigo, cuando no esta contigo, no
solo te extraña, también piensa en ti.
Un ángel vela tu sueño.
Un amigo sueña contigo.
Un ángel aplaude tus triunfos.
Un amigo te ayuda para que triunfes.
Un ángel se preocupa cuando estas mal.
Un amigo se desvive porque estés bien.
Un ángel recibe una oración tuya.
Un amigo hace una oración por ti.
Un ángel te ayuda a sobrevivir.
Un amigo vive por ti.
Para un ángel, eres una misión que cumplir.
Para una amigo, eres un tesoro que defender.
Un ángel, es algo celestial.
Un amigo es la oportunidad de conocer
lo más hermoso que hay en la vida,
el amor y la amistad.
Un ángel quisiera ser tu amigo.
Un amigo, sin proponérselo,
también es tu Angel.

La destructiva ambición



Si no existiera la ambición, no habría tampoco pre texto alguno la no armarse. El propio principio de la violencia exige que se renuncie a toda forma de explotación.
Si las Grandes Potencias
pudieran abandonar el 
miedo a la destrucción,
si se desarmaran, ayudarían
automáticamente al resto del mundo a recuperar su cordura. Pero entonces esas grandes Potencia deberían abandonar sus ambiciones imperialistas y su explotación de las naciones de la Tierra llamadas incivilizadas y revisar su estilo de vida. Ello significaría una revolución absoluta.
La paz jamás se producirá mientras las Grandes Potencias no decidan valientemente desarmarse a sí mismas.
Apenas deje de existir esa mentalidad de explotador, la carga que sobre nuestros
hombros ejerce el peso 
de todos esos armamentos 
nos resultaría insoportable.
No puede haber un desarme 
verdadero, mientras las
diversas naciones del globo se sigan explotando entre sí.

Detener la Violencia

 

Bajo el imperio de la no violencia, todo pensamiento genuino cuenta; cada voz auténtica alcanza su pleno valor.
Varias vidas como 
la mía deberán ser
entregadas para que 
Ia terrible violencia 
extendida por todas 
partes se detenga y 
la no violencia reine de modo supremo en su lugar.
Mientras no hayamos cultivado la fortaleza de morir con coraje y amor en nuestros corazones, no podremos esperar el desarrollo de Ia ahimsa de los fuertes.
La ahimsa es Ia única fuerza verdadera en Ia vida. Es lo único permanente, lo único que cuenta; todo esfuerzo que hagas para lograr su maestría será bien aplicado. 



Una persona que, en su vida, expresa Ia ahimsa, ejerce una fuerza superior a todas Ias fuerzas de la brutalidad.

El mundo es una única Familia

 
El alfabeto de la ahimsa se aprende mejor en la escuela comunitaria; a partir de la experiencia puedo decir que si tenemos éxito allí, con toda seguridad lo obtendremos en cualquier parte. Para una persona no violenta, el mundo entero es una única familia. Así no temerá a nadie, y nadie le tendrá miedo.
Mi optimismo reside en un credo sobre las infinitas
posibilidades de que el individuo desarrolle la no 
violencia. Cuanto más se desarrolla en el propio 
ser, más contagiosa se vuelve hasta que se 
apodera del en torno y, paso a paso, puede 
abarcar el mundo.
Como animal, el hombre es violento. Pero como espíritu es no violento. En el momento en que despierta hacia su espíritu interno, no puede persistir en la violencia. O progresa hacia la ahimsa o marcha hacia su perdición.

Camino hacía Dios



Cuando se trata de defender una gran causa, no es el número de partidarios lo que cuenta, sino la cualidad de su ser. Los hombres más ilustres de la historia se han encontrado siempre solos en el momento del combate. Por ejemplo, así sucedió con los grandes profetas: Zoroastro, Buda, Jesús, Mahoma y muchos otros cuyos nombres podría citar. Tenían fe en sí mismos y en Dios, en un Dios vivo. Y convencidos de que Dios estaba a su lado, nunca se sintieron abandonados.
La no violencia no consiste en amar a los que nos aman.




La no violencia comienza a partir del instante en que amamos a los que nos odian. Conozco perfectamente las dificultades de este gran mandamiento del amor. ¿Pero no pasa lo mismo con todas las cosas grandes y buenas? 
Lo más difícil de todo 
es amar a los enemigos.
Si realmente queremos
llegar a ello, la gracia de Dios vendrá a
auxiliarnos para superar 
los más temibles obstáculos. 

Patriotismo y humanidad



Para mí, patriotismo rima con humanidad. Soy patriota porque soy hombre y humano. Este sentimiento no lleva consigo nada exclusivo. No tengo la intención de perjudicar a Inglaterra o a Alemania, para servir a Ia India. El imperialismo no tiene sitio alguno en mis proyectos. La ley de un patriota no difiere de la de un patriarca. Y un patriota es tanto menos patriota cuanto más se manifiesta como tibio humanitario. No existe ningún antagonismo entre el terreno privado y el político. 




No tengo nada nuevo para enseñarle al mundo. La verdad y la no violencia se remontan a la noche de los tiempos... Todas mis acciones tienen su fuente en mi amor inalterable a la humanidad.
No tengo la mínima duda de que cualquier hombre o mujer puede alcanzar los mismos resultados que yo, si realiza los mismos esfuerzos y posee la misma esperanza y la misma fe.
Ya tomé mi decisión. En el camino solitario que emprendí en procura de Dios, no tengo necesidad de ningún compañero de ruta. Dejad, por lo tanto, a los que quieran hacerlo, que denuncien al impostor que imaginan ver en mí, aunque tal demostración no resulte fácil de Comprobar. Puede ser que esto decepcione a los millones de fieles que siguen considerándome como un mahatma o "gran alma". Confieso que me alegra vivamente la idea de ser yo mismo quien va minando mi pedestal. 







martes, 26 de abril de 2011

Confianza en los hombres



De un modo u otro, sé encontrar en la humanidad lo más noble que existe en ella. Esto es lo que me permite conservar la fe en Dios y en la naturaleza 
humana. 


Lo que nos dirige a través de océanos turbulentos es la fe. La fe mueve las montañas y nos transporta à la otra orilla del río. Esa fe no es más que una vida totalmente impregnada de la certeza clara y consciente de que Dios está en nosotros. Quien posee esta fe no desea nada más. Aunque esté físicamente enfermo, está espiritualmente sano. Puede no tener un centavo, pero no le importa: todas
las riquezas del espíritu son suyas. 
Quien está totalmente inmerso en Dios, se pone en sus 
 
 manos sin preocuparse de éxitos o fracasos: se lo ofrece
 
todo a él. Como yo no he llegado todavía a ese estado,
 
debo asumir que mis esfuerzos son insuficientes.

Esa fuerza invisible





Una fuerza misteriosa e inefable penetra todo cuanto existe.
La siento, aunque no la veo. Esa Fuerza invisible se hace sentir, a pesar de la imposibilidad en que me encuentro de probar su existencia, dada su diferencia de todo cuanto mis sentidos pueden percibir. Aunque Dios trascienda toda realidad sensible, hasta cierto punto se puede saber que él existe mediante la razón.
Mientras todo cambia y todo muere a mi alrededor, percibo vagamente, bajo esas apariencias cambiantes, una fuerza de vida que permanece inmutable y sostiene a todos los seres. Creados por ella, se disuelven luego en ella para ser creados de nuevo. Dicha fuerza, ese Espíritu que da forma a todas las cosas, no es nada más que Dios. Y como nuestros sentidos no nos muestran nada subsistente, de ello deduzco que solamente lo es Dios.
En un mundo "lleno de tinieblas" me he abierto un camino hacia la luz. Frecuentemente me engaño y cometo errores de cálculo. Confío solamente en Dios; y como creo en él, confío también en los hombres. Si no tuviera a Dios para poner mi confianza en él, sería un hombre lleno de odio hacia sus semejantes.

Díos es...



La voz de Dios ha sido crecientemente audible a medida que avanzaban los años. Nunca me ha olvidado, ni siquiera en mis horas más oscuras. A menudo me ha salvado inclusive a mi pesar y no me dejó un vestigio de independencia. Cuando mayor ha sido mi sometimiento a él, más grande ha sido mi alegría.
Ningún hombre ha sido capaz de describir íntegramente a Dios. Lo mismo sucede con la ahimsa. 




El conocimiento de las cosas de Dios no se encuentra en los libros. Pertenece al terreno de la experiencia vivida personalmente. Los libros son, en su mejor expresión, una ayuda; pero a veces son un obstáculo. 

Dios es amor??


Yo sé que esto no puede ser probado con argumentaciones. Debe ser probado por personas que lo viven en sus vidas sin tomar en cuenta las consecuencias que pueda acarrearles.
Tal fuerza ¿es benévola o dañina? Para mí no cabe duda: es profundamente benévola. Porque la vida sigue palpitando en el corazón mismo de la muerte. La verdad irradia a pesar de Ia mentira que la rodea y la luz brilla en medio de las tinieblas. De aquí deduzco que Dios es vida, verdad y luz. Es amor. Es el Dios supremo.
Para mí, Dios es verdad y amor. Es el bien, la fuente de la moral. En él no cabe temor alguno. De él vienen la luz y la vida; pero él está por encima y más allá. Dios es conciencia moral. El es inclusive el ateísmo del ateo. Trasciende la palabra y la razón. Es un Dios personal para quienes anhelan su presencia personal. Está encarnado para quienes procuran su presencia tangible. Es la esencia más pura. Para quienes tienen fe, simplemente es. Para todos, es todo lo que es. 




Está en nosotros y más allá. Es indulgente y paciente; aunque también terrible. Para él, la ignorancia no es una excusa. Y al mismo tiempo es siempre misericordioso, porque siempre nos da la ocasión para arrepentirnos.

Dios es Amor

No vacilo en unirme a los que dicen: "Dios es amor". Pero en lo más hondo de mí mismo me digo que, si Dios es amor, es ante todo verdad. Si existe una palabra para describirlo de Ia forma más completa, la de verdad es la que mejor le calza. Dos años atrás di un nuevo paso, concluyendo que la verdad es Dios. Puede hacerse una delicada distinción entre ambas afirmaciones: "Dios es verdad" y "La verdad es Dios". 




 Llegué a esta conclusión después de cincuenta años de búsquedas incesantes e incansables a propósito de la verdad. Pero, al mismo tiempo, comprobé que en inglés la palabra love tiene numerosos significados y que, entre otros, puede evocar algo degradante, cuando designa ciertas pasiones humanas. También me di cuenta de que el amor, en el sentido de ahimsa [no violencia], no tenía muchos adeptos. Pero nunca he visto que la palabra "verdad" se prestara a equívocos. Ni siquiera los ateos han dudado alguna vez de la fuerza irresistible de la verdad, aunque en su afán por descubrir la verdad no hayan vacilado en negar la mismísima existencia de Dios, lo cual era normal si tenemos en cuenta su especial punto de vista. Por eso tuve que decir: "La verdad es Dios", en vez de "Dios es verdad". Tampoco hay que perder de vista que en nombre de Dios se cometieron millones de atrocidades. He de reconocer, sin embargo, que también los sabios cometieron otras tantas en nombre de la verdad. En fin, según la filosofía hindú, sólo Dios posee el ser, o sea, la verdad, y nada existe fuera de él... De hecho, el término sánscrito que indica la verdad es sat, que literalmente significa "Io que existe". Por eso encuentro tan satisfactoria la definición: "La verdad es Dios". Para estar seguro de ello, el único medio es el amor, es decir, la no violencia. Y como en definitiva, a mi entender, el fin y los medios son realidades intercambiables, no tengo reparos en decir que Dios es amor. 

lunes, 25 de abril de 2011

La ley del Amor

Sólo esa ley suprema puede dar sentido a nuestra vida y establecer la armonía indispentasable para el funcionamiento del andamiaje social. Y si ésa debe ser nuestra ley, deberemos esforzarnos cuanto de las Siempre nuestra vida cotidiana. surge la discordia, cuando uno choca con la oposición, hay que tratar de vencer al oponente, con el amor Pa ra solucionar numerosos problemas, toda mi vida he recurrido a este me dio elemental. Esto no significa que haya resuelto todas mis dificultades.
El hecho de que en nuestro planeta sigan viviendo todavía tantos  hombres, demuestra que el mundo tiene como fundamento,  no la fuerza de las armas sino la de la verdad y la podamos  para que sea la norma de del amor. El hecho de que nuestro  que mundo siga viviendo todavía, a pesar de tantas guerras,  demuestra palpablemente y de la manera más irrefutable que
esta fuerza es victoriosa.
La que rige a la humanidad es la ley del amor. Si la violencia,
 o sea, el odio nos hubiera regido, nos habríamos extinguido
hace muchísimo tiempo. Y sin embargo, la tragedia de ello es
que en la llamada civilización, los hombres y las naciones se
conducen como si la base de la sociedad fuese la violencia.
La existencia de millones de hombres depende de la intervención
sumamente eficaz de esta fuerza. Gracias a ella vemos cómo se
 disipan las pequeñas peleas que entorpecen la vida cotidiana de millones de familias. Centenares de pueblos viven en paz. Este hecho no lo reseña ni puede reseñarlo la historia. La historia, como es lógico, registra los acontecimientos que corresponden a una detención momentánea en el funcionamiento de esa fuerza del amor o fuerza del alma. Riñen dos hermanos; uno de ellos se arrepiente y despierta así aquel amor que dormitaba en él: los dos viven de nuevo en paz. De este episodio no hay nadie que tome nota. Por el contrario, la prensa recogerá enseguida el hecho, hablarán de él todos los vecinos y hasta la historia conservará en parte su recuerdo, si esos dos hermanos recurren a la guerra o, lo que es otra forma de intervención brutal, apelan a la justicia, tras una consulta con sus consejeros jurídicos o por cualquier otra razón. Y esto, que es verdad en las familias y en las demás comunidades, no es menos cierto en Ias naciones. Nada nos autoriza a creer que las naciones son gobernadas por una ley distinta de la de las familias. De este modo, la historia se contenta con registrar las interrupciones que sufre el curso natural de las cosas. Pero como la fuerza del alma es natural, la historia no habla de ella.

 En mis escritos no puedo tolerar la mínima concesión a la mentira. Estoy dispuesto a rechazar todo lo que se consiga con desmedro de la verdad y, por otra parte, estoy sólidamente convencido de que no hay más religión que la verdad. También sería inconcebible  encontrar en mis escritos  una sola nota de odio.  ¿No es el amor lo que  hace vivir al mundo?  Donde no está presente  el amor, no existe vida.  La vida sin amor conduce a la muerte. El amor  y la verdad representan  las dos caras de una  misma moneda. Estoy  seguro de que por medio  de estas dos fuerzas se  puede conquistar el mundo entero.
Tras renunciar a la espada, no tengo otra cosa que ofrecer a mis adversarios que la copa del amor. Gracias a esta ofrenda, creo que me aproximaré a ellos. Considero inconcebible una enemistad perpetua entre los hombres. Y como creo en la teoría de la reencarnación, espero que podré en esta vida o en la siguiente reunir a toda la humanidad en un único vínculo de amistad.

La fuerza del Amor







El amor es la mayor fuerza del mundo y, al mismo tiempo, la más humilde que se pueda imaginar.
Si el amor o la no violencia no es la ley de nuestro ser, todos mis argumentos se hacen añicos.
La humanidad tiene que salir de la violencia sólo a través de la no violencia. El odio puede ser vencido únicamente por el amor. El contraodio sólo incrementa la superficie y la profundidad del odio.


Reflexiones Sobre El Amor Incondicional de Mahatma Gandhi




 Mahatma Gandhi

 El viernes 30 de enero de 1948, minutos después de las cinco de la mañana, Gandhi iba rumbo a su plegaria habitual en la congregación, cuando un fanático hindú se aproximó y le disparó tres balas. Al desplomarse, murmuró dos veces "Hei Rama" (Oh, Dios) y falleció. Tenía 79 años. Diez días antes, durante otra plegaria en el exterior de su residencia en Nueva Delhi, un joven arrojó una bomba que estalló sin afectar a nadie. La India vivía uno de sus peores momentos políticos desde el Día de la Independencia, 15 de agosto de 1947.
La táctica tradicional del Imperio Británico, "divide y reinarás'; había sido activada en 1947 cuando Clement Attlee, primer ministro inglés, anunció la partición del subcontinente en dos estados diferenciados: la India para los hindúes, el Paquistán para los musulmanes. El líder del nuevo gobierno nacional, Jawaharlal Nehru, asumió la compleja medida geopolítica.
Gandhi comentó: "La partición es una tragedia espiritual. No concuerdo con lo que mis amigos más próximos hicieron o están haciendo. Treinta y dos años de trabajo han llegado a un final sin gloria". No hubo ningún mensaje suyo a la nación. Motines en Calcuta y cruentos choques comunales lo indujeron a iniciar una severa huelga de hambre (ayuno extremo de protesta). Tuvo efecto momentáneo. Lamentó las tremendas atrocidades cometidas por doquier. Migraciones masivas (unos seis millones de hindúes y sikhs [secta religiosa originaria del Punjab] salieron hacia la India desde el Paquistán occidental y unos seis millones y medio de musulmanes marcharon en sentido inverso) ensangrentaron la región, con medio millón de muertes.

Lo que más acongojaba a Gandhi eran los grupos étnicos que decidieron no abandonar sus hogares ancestrales, y se convertían en minorías amenazadas dentro de su "ex país". Sostuvo que el deber de ambos gobiernos era proteger a esas minorías.
El 12 de enero de 1948, desgarrado por la violencia reinante, emprendió otro ayuno riguroso y expresó: "No tengo respuestas para mis amigos musulmanes que vienen a verme día tras día para preguntarme qué hacer. Ultimamente, me ha estado royendo la impotencia".
Una semana después, supo que un Comité  de Paz, con miembros de  todas las comunidades, había firmado un pacto de amistad fraternal para  proteger la vida, la propiedad y la fe de la minoría musulmana. Dijo entonces: "Admito mi error".  Creía que nuestra lucha se basaba en la no violencia, cuando en realidad no fue otra cosa que resistencia pasiva, que esencialmente es el arma de los débiles. No bien resulta posible, lleva naturalmente a la lucha armada".
La India fue proclamada república soberana en 1950 y el Paquistán fue declarado república islámica en 1956: sus choques bélicos por el dominio de la región de Cachemira se volvieron endémicos. Ambas naciones desarrollaron luego ambiciosos programas nucleares con auxilio tecnológico de las potencias enfrentadas durante la Guerra Fría.
El monje Thomas Merton, gran estudioso de la ahimsa (no violencia) y la satyagraha (voto por la verdad) que orientaron la vida de Gandhi, dijo: "Fue alguien al mismo tiempo hindú y universal. No era una mente de odio, I intolerancia, recriminación, rechazo o división. Era una mente de amor, comprensión y capacidad infinita".
Resaltó que en la mente gandhiana la no violencia no era tan sólo una táctica política que fue supremamente útil y eficaz durante la lucha de liberación del yugo extranjero, a partir de lo cual la India debía concentrarse en realizar su propia identidad nacional. Fue mucho más que eso: el desafío de consolidar en sí mismo una unificación espiritual. Por consiguiente, era menester asumir la ahimsa y la satyagraha no como un medio para alcanzar tal unidad sino como un fruto amoroso de esa unidad prealcanzada.
Una vez concretada la independencia política, Gandhi llegó a vislumbrar que su creciente fracaso político se debía a que sus seguidores no habían alcanzado la unidad interior que él había logrado. La presunta satyagraha de las masas era un espejismo: la veían como un recurso político para conquistar la unidad y la libertad, mientras él lo asumía como una conquista espiritual preliminar, un primer paso hacia un estado superior de conciencia.
'Tan pronto como el fin de corto plazo fue conquistado, la satyagraha fue descartada por la multitud. No se alcanzaban la paz interior ni la unidad íntima, sólo las mismas divisiones, los conflictos y los escándalos que ya fragmentaban al resto del mundo'concluyó Merton.

En días de expansionismo colonial occidental, en los albores
 de la Era Nuclear (tras los horrores de las dos grandes
guerras mundiales del siglo XX, incluidos los campos nazis
 de exterminio y las bombas atómicas lanzadas sobre
 Hiroshima y Nagasaki) y las plagas totalitarias de Hitler,
 Mussolini, Stalin y el Japón imperial, Gandhi delineó un
camino ejemplar que no ha perdido vigencia.
Ante un mundo saturado de odio y falsedad, negador de
 la compasión y la tolerancia, el amor incondicional de
Gandhi continúa siendo la más subversiva de las militancias: "Si el amor o la no violencia no es la ley de nuestro ser, todos mis argumentos se hacen añicos".
Miguel Grinberg


lunes, 11 de abril de 2011

APRENDER A VIVIR JUNTOS, APRENDER A VIVIR CON LOS DEMÁS


Este aprendizaje constituye una de las principales empresas de la educación contemporánea. Demasiado a menudo, la violencia que impera en el mundo contradice la esperanza que algunos habían depositado en el progreso de la humanidad.
La historia humana siempre ha sido conflictiva, pero hay 
elementos nuevos que acentúan el riesgo, en particular el extraordinario potencial de autodestrucción  que la humanidad misma ha creado durante el siglo xx. A través de los medios de comunicación masiva, la opinión pública se convierte en observadora impotente, y hasta en rehén, de  quienes generan o mantienen vivos los conflictos. Hasta el momento, la educación no ha podido hacer mucho para modificar esta
situación. ¿Sería posible concebir una educación
que permitiera evitar los conflictos o solucionaros de manera pacífica, fomentando el conocimiento de los demás, de sus culturas y espiritualidad?
La idea de enseñar la no violencia en la escuela es loable, aunque sólo sea un instrumento
entre varios para combatir los prejuicios que llevan al enfrentamiento. Es una tarea ardua, ya
que, como es natural, los seres humanos tienden a valorar en exceso sus cualidades y las del grupo al que pertenecen y a alimentar prejuicios desfavorables hacia los demás. La actual atmósfera competitiva imperante en la actividad económica de cada nación y, sobre todo, a nivel internacional, tiende además a privilegiar el espíritu de competencia y el éxito individual.
De hecho, esa competencia da lugar a una guerra económica despiadada y provoca tensiones entre los poseedores y los desposeídos que fracturan las naciones y el mundo y exacerban las
rivalidades históricas. Es de lamentar que, a veces, la educación contribuya a mantener ese clima al interpretar de manera errónea la idea de emulación.
¿Cómo mejorar esta situación? La experiencia demuestra que, para disminuir ese riesgo, no basta con organizar el contacto y la comunicación entre miembros de grupos diferentes (por ejemplo, en escuelas a las que concurran niños de varias etnias o religiones). Por el contrario, si esos grupos compiten unos con otros o no están en una situación equitativa en el espacio común, ese tipo de contacto puede agravar las tensiones latentes y degenerar en conflictos.
En cambio, si la relación se establece en un contexto de igualdad y se formulan objetivos y
proyectos comunes,  los prejuicios y la hostilidad 
subyacente pueden dar lugar a una 
cooperación más serena e, incluso,
a la amistad.
Parecería entonces adecuado 
dar a la educación dos
orientaciones complementarias. En el
primer nivel, el descubrimiento gradual del otro. En el segundo, y durante toda la vida, la participación en proyectos comunes, un método quizá eficaz para evitar o resolver los conflictos latentes.