Cuando se trata de defender una gran causa, no es el número de partidarios lo que cuenta, sino la cualidad de su ser. Los hombres más ilustres de la historia se han encontrado siempre solos en el momento del combate. Por ejemplo, así sucedió con los grandes profetas: Zoroastro, Buda, Jesús, Mahoma y muchos otros cuyos nombres podría citar. Tenían fe en sí mismos y en Dios, en un Dios vivo. Y convencidos de que Dios estaba a su lado, nunca se sintieron abandonados.
La no violencia no consiste en amar a los que nos aman.
La no violencia comienza a partir del instante en que amamos a los que nos odian. Conozco perfectamente las dificultades de este gran mandamiento del amor. ¿Pero no pasa lo mismo con todas las cosas grandes y buenas?
Lo más difícil de todo
Si realmente queremos
llegar a ello, la gracia de Dios vendrá a
auxiliarnos para superar
los más temibles obstáculos.
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