Mahatma Gandhi
El viernes 30 de enero de 1948, minutos después de las cinco de la mañana, Gandhi iba rumbo a su plegaria habitual en la congregación, cuando un fanático hindú se aproximó y le disparó tres balas. Al desplomarse, murmuró dos veces "Hei Rama" (Oh, Dios) y falleció. Tenía 79 años. Diez días antes, durante otra plegaria en el exterior de su residencia en Nueva Delhi, un joven arrojó una bomba que estalló sin afectar a nadie. La India vivía uno de sus peores momentos políticos desde el Día de la Independencia, 15 de agosto de 1947.
La táctica tradicional del Imperio Británico, "divide y reinarás'; había sido activada en 1947 cuando Clement Attlee, primer ministro inglés, anunció la partición del subcontinente en dos estados diferenciados: la India para los hindúes, el Paquistán para los musulmanes. El líder del nuevo gobierno nacional, Jawaharlal Nehru, asumió la compleja medida geopolítica.
Gandhi comentó: "La partición es una tragedia espiritual. No concuerdo con lo que mis amigos más próximos hicieron o están haciendo. Treinta y dos años de trabajo han llegado a un final sin gloria". No hubo ningún mensaje suyo a la nación. Motines en Calcuta y cruentos choques comunales lo indujeron a iniciar una severa huelga de hambre (ayuno extremo de protesta). Tuvo efecto momentáneo. Lamentó las tremendas atrocidades cometidas por doquier. Migraciones masivas (unos seis millones de hindúes y sikhs [secta religiosa originaria del Punjab] salieron hacia la India desde el Paquistán occidental y unos seis millones y medio de musulmanes marcharon en sentido inverso) ensangrentaron la región, con medio millón de muertes.
Lo que más acongojaba a Gandhi eran los grupos étnicos que decidieron no abandonar sus hogares ancestrales, y se convertían en minorías amenazadas dentro de su "ex país". Sostuvo que el deber de ambos gobiernos era proteger a esas minorías.
El 12 de enero de 1948, desgarrado por la violencia reinante, emprendió otro ayuno riguroso y expresó: "No tengo respuestas para mis amigos musulmanes que vienen a verme día tras día para preguntarme qué hacer. Ultimamente, me ha estado royendo la impotencia".
Una semana después, supo que un Comité de Paz, con miembros de todas las comunidades, había firmado un pacto de amistad fraternal para proteger la vida, la propiedad y la fe de la minoría musulmana. Dijo entonces: "Admito mi error". Creía que nuestra lucha se basaba en la no violencia, cuando en realidad no fue otra cosa que resistencia pasiva, que esencialmente es el arma de los débiles. No bien resulta posible, lleva naturalmente a la lucha armada".
La India fue proclamada república soberana en 1950 y el Paquistán fue declarado república islámica en 1956: sus choques bélicos por el dominio de la región de Cachemira se volvieron endémicos. Ambas naciones desarrollaron luego ambiciosos programas nucleares con auxilio tecnológico de las potencias enfrentadas durante la Guerra Fría.
El monje Thomas Merton, gran estudioso de la ahimsa (no violencia) y la satyagraha (voto por la verdad) que orientaron la vida de Gandhi, dijo: "Fue alguien al mismo tiempo hindú y universal. No era una mente de odio, I intolerancia, recriminación, rechazo o división. Era una mente de amor, comprensión y capacidad infinita".
Resaltó que en la mente gandhiana la no violencia no era tan sólo una táctica política que fue supremamente útil y eficaz durante la lucha de liberación del yugo extranjero, a partir de lo cual la India debía concentrarse en realizar su propia identidad nacional. Fue mucho más que eso: el desafío de consolidar en sí mismo una unificación espiritual. Por consiguiente, era menester asumir la ahimsa y la satyagraha no como un medio para alcanzar tal unidad sino como un fruto amoroso de esa unidad prealcanzada.
Una vez concretada la independencia política, Gandhi llegó a vislumbrar que su creciente fracaso político se debía a que sus seguidores no habían alcanzado la unidad interior que él había logrado. La presunta satyagraha de las masas era un espejismo: la veían como un recurso político para conquistar la unidad y la libertad, mientras él lo asumía como una conquista espiritual preliminar, un primer paso hacia un estado superior de conciencia.
'Tan pronto como el fin de corto plazo fue conquistado, la satyagraha fue descartada por la multitud. No se alcanzaban la paz interior ni la unidad íntima, sólo las mismas divisiones, los conflictos y los escándalos que ya fragmentaban al resto del mundo'concluyó Merton.
de la Era Nuclear (tras los horrores de las dos grandes
guerras mundiales del siglo XX, incluidos los campos nazis
de exterminio y las bombas atómicas lanzadas sobre
Hiroshima y Nagasaki) y las plagas totalitarias de Hitler,
Mussolini, Stalin y el Japón imperial, Gandhi delineó un
camino ejemplar que no ha perdido vigencia.
Ante un mundo saturado de odio y falsedad, negador de
la compasión y la tolerancia, el amor incondicional de
Gandhi continúa siendo la más subversiva de las militancias: "Si el amor o la no violencia no es la ley de nuestro ser, todos mis argumentos se hacen añicos".
Miguel Grinberg
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