El alfabeto de la ahimsa se aprende mejor en la escuela comunitaria; a partir de la experiencia puedo decir que si tenemos éxito allí, con toda seguridad lo obtendremos en cualquier parte. Para una persona no violenta, el mundo entero es una única familia. Así no temerá a nadie, y nadie le tendrá miedo.
Mi optimismo reside en un credo sobre las infinitas
posibilidades de que el individuo desarrolle la no
violencia. Cuanto más se desarrolla en el propio
ser, más contagiosa se vuelve hasta que se
apodera del en torno y, paso a paso, puede
abarcar el mundo.
Como animal, el hombre es violento. Pero como espíritu es no violento. En el momento en que despierta hacia su espíritu interno, no puede persistir en la violencia. O progresa hacia la ahimsa o marcha hacia su perdición.
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