Amor por la Vida

Amor por la Vida
Ah K2iiin Xook

martes, 24 de mayo de 2011

Conflictos


Amor

la etapa del enamoramiento y las cosas más bellas, el momento de la relación, la confianza,









Las platicas, los días de convivio, lo sabrazos y momentos de detalles.






El momento de la realización de una familia, del amor y de la confianza, los momentos compartidos con los hijos, todo es hermoso









En el momento delalejamiento y la poca comunicación de la pareja ocmienzan los conflictoss y problemas que ocasionan el rompimiento de la armonía del hogarr.





Esto  provoca los pleitos entre los hermanos por la influencia de los padres.






La sociedad también impliva porque así como los padres pierden los vínculos en su familia, la sociedad empieza a tener conflictos mayores terminando en separaciones muy fuertes.



terminando en golpes y destrucciones que pueden llegar a ser irremediables.

La familia es un núcleo compuesto por personas unidas por parentesco o relaciones de afecto. Cada sociedad va a tener un tipo de organización familiar pero algo muy importante es que en la familia las personas que conforman ese grupo van a tener relaciones de parentesco y afectivas.





Fig. Circunstancias del conflicto

Características de los conflictos

Como se desprende de todo lo que estamos viendo, los humanos no sólo participan de la conflictividad sino que se convierten también en agentes de regulación, transformación y creación de conflictos. Efectivamente la capacidad inmensa de interacción con el medio, de "sentir", de los seres humanos, la evolución y cambios sufridos en este nivel, basados en sus predeterminaciones biológicas y en sus adaptaciones culturales, facilita enormemente las posibilidades de enfrentarse con nuevas situaciones que pueden ser "deseadas" y/o "creadas" individual o colectivamente. Con lo que el abanico de posibilidades de que existan propuestas no coincidentes se amplia bastante, aunque también hay que reconocer que el sustrato de socialización común facilita propuestas, proyectos y soluciones coordinadas. De esta forma, estos estadios "conflictivos" con los que se enfrentan las sociedades pueden ser continuos y permanentes.
La variabilidad y la riqueza de tales situaciones hacen que el conflicto ante todo pueda ser entendido como una fuente de creatividad, en la medida en que fuerza la búsqueda de soluciones como una fuente de creatividad y renovación continua.
El conflicto tiene que ver con los fines concretos que los adversarios persiguen y, al mismo tiempo, con las interpretaciones que éstos hacen de lo que está en disputa. La mayoría de las veces el asunto en controversia es el punto focal de soterradas diferencias de las que los antagonistas sólo tienen un conocimiento parcial; diferencias estas que, si se ignoran, es muy probable que más adelante salgan de nuevo a la superficie. (ROSS, Marc Howard, p. 19)
Tal vez entender el conflicto como contraposición de intereses y/o percepciones sea una de las formulaciones mas usadas y es muy útil para comenzar a hablar de ellos, aunque más adelante haya que hacerle algunas precisiones. Esta noción de conflicto abre grandes posibilidades de análisis por su relación con las necesidades, los deseos, las emociones, y otras circunstancias personales y grupales que forman parte de todo el entramado social.
En consecuencia, la especie humana podemos definirla como "conflictiva" en la medida en que tales contraposiciones están siempre presentes en todas las sociedades y actividades humanas, en todas sus actividades, es más, cabe proyectar su presencia a todo el tiempo y espacio humano, desde que la "cultura" nos hizo humanos, nos ayudó a avanzar en el dominio de la naturaleza.
El conflicto humano es más complejo y hace, igualmente, más complejo a todo su entorno. Esta es una razón más, si no la básica, para dotarse de teorías del conflicto que propicien soluciones lo más elaboradas posibles, huyendo de las simplificaciones y las recetas.

Sociedades y conflictos

Uno de los rasgos más definitorios de los humanos es que, como la mayoría de los primates, viven en sociedades. Entre las diversas razones esgrimidas para tal organización las más aceptadas por los científicos serían: la garantía de acceso a los recursos alimentarios (escasos en el espacio o el tiempo, los comederos comunes son defendidos mas fácilmente) y la defensa frente a los depredadores. Con la aparición del lenguaje se permitió una transmisión más fácil de los conocimientos tecnológicos, culturales, pero sobre todo de la interacción y organización social.
Así se afirmó un proceso de socialización como alternativa colectiva para la satisfacción de sus necesidades individuales y grupales, entre ellas probablemente la más importante y cómo hacer pervivir la especie. Así, los grupos han ordenado y articulado la satisfacción de sus necesidades a través de la interacción recíproca, la conciencia de grupo, la existencia de objetivos, valores y actividades compartidas, la estabilidad y duración relativa de las mismas, y la identificación social. Finalmente, es en el proceso de socialización cuando se llega a alcanzar la conciencia de uno mismo, a través del reconocimiento e interiorización de los otros.
El conflicto es una constante de esta vida social en la que se comparten necesidades y expectativas. Las reacciones de mutua ayuda, cooperación, altruismo, agresiones, etc., son manifestaciones de estos conflictos. Las formas en que se manifiestan, gestionan o regulan los conflictos a lo largo del tiempo y alrededor del mundo son muy variadas. Se transmiten de padres a hijos, de generación en generación, se crean dentro de cada cultura, de cada sociedad, como experiencias y aprendizajes exitosos de gestión de las condiciones materiales y sociales de vida.

Una cultura conflictiva

 La cultura, que es lo que nos diferencia como humanos, nos ayuda a almacenar y transmitir las experiencias que nos facilitan lograr mayor bienestar. La cultura asume parte de los problemas de los humanos en su relación con la naturaleza y, por añadidura, consigo mismos.
El conflicto propiamente dicho –humano– adquiere una nueva dimensión cualitativa, ya que la cultura aporta nuevas vías para la gestión de algunas de las problemáticas con las que se enfrentaban los nuevos seres, siendo, a su vez, una respuesta "conflictiva" porque se interacciona directamente con todo lo existente previamente. De esta manera la cultura humana es por definición conflictiva. Con la transmisión de las normas culturales, las propuestas "naturales" –de la naturaleza– se ven condicionadas y modificadas. Entramos en un nuevo estadio de complejidad organizativa, en lo individual-colectivo, en el que lo biológico y lo cultural van a ir siempre de la mano y por tanto las posibles alternativas se multiplican exponencialmente, en unas dimensiones que no se habían alcanzado antes.
Sin embargo el mayor éxito de la cultura –de las normas de los humanos– reside en su capacidad para adaptarse a las variaciones que se producen, tiene un carácter eminentemente adaptativo, lo cual le permite afrontar, con mayor o menor fortuna o acierto, las relaciones de la especie humana con el resto de la naturaleza y todos los desafíos que esto comporta. Podríamos decir que la cultura es una mediación omnipresente entre los humanos y sus condiciones de vida.


La perspectiva del amor

Puede sonar extraño para algunos lectores, que habiendo dedicado el editorial a hablar de la mujer-madre, no hayamos hecho referencia alguna a la "perspectiva de género", tan difundida hoy en el mundo.
Ello se debe a que desde nuestro punto de vista, las relaciones entre los cónyuges no deben basarse en "equilibrios de poder", ni en una "lucha de clases" de "oprimido" contra "opresor" al interior de la familia, sino en el amor de los esposos.








El hombre y la mujer, capaces de amar y ser amados, son iguales en su dignidad porque comparten la misma naturaleza humana, porque son personas; pero, aunque en cuanto personas el marido y la mujer tienen idéntica dignidad, son esencialmente distintos en cuanto personas sexuadas.










Esta diferencia entre iguales, hace que las relaciones matrimoniales, se basen en la complentación mutua entre marido y mujer, llamados a ser "una sola carne". Complementación que cuando se realiza armónicamente, se verifica en la entrega, en el respeto y en el amor de los cónyuges.
Así, cuando el amor es sincero, el respeto total y la entrega absoluta, los esposos se abren a la fecundidad; pues sólo si están abiertos a la vida -a la maternidad-, los esposos son capaces de manifestar plenamente, además del amor mutuo, el amor que ambos tienen por los hijos que puedan venir y por sus semejantes.